Sin duda, pensar no es lo igual que inferir: todos los días logramos tener miles de corrientes o ideas vagas que en realidad no van a ninguna parte, como cuando repasamos “tengo hambre” o “llegaré tarde a la cita”, lo que no involucra verdaderamente razonar.
Podemos precisar el acto de inferir como ese proceso mental donde entra la reflexión y el análisis situacional para alcanzar a una conclusión. Dependiendo del método que apliquemos, lograremos establecer si dicho razonamiento es matemático, lógico, deductivo o inductivo.
En la filosofía clásica, el noción básico universal nos dice que “la inducción va de lo personal a lo general, mientras que deducción va en la dirección opuesta”.
En términos naturales logramos decir que el razonamiento inductivo nos muestra que a partir de premisas particulares podemos obtener una conclusión general, la cual, por cierto, no siempre será verdadera.
Ejemplo 1
- Inferencia 1:jose vive lejos del trabajo y llega tarde
- Inferencia 2:Matias vive lejos del trabajo y llega tarde
- Conclusión:Todas las personas que viven lejos del trabajo llegan tarde
Ejemplo 2
- Inferencia 1: El puma es un felino y es peligroso
- Inferencia 2:La hiena es un felino y es peligroso.
- Conclusión: Los felinos son peligrosos.
Como ves, en ambos casos la conclusión puede ser verdadera, pero no es definitiva, pues viven personas que viven lejos del trabajo y son puntuales, y felinos domésticos tan los gatos que no son difíciles.
Esto solo demuestra que en la inducción las premisas funcionan como evidencia para apoyar a la conclusión, pero no aseguran que esta sea totalmente cierta.
Los ejemplos primeros son muy básicos y no nos admiten exponer generosamente las ventajas del corriente inductivo; sin embargo, ya en la práctica, razonar inductivamente nos sirve para traer como evidencia sólida los datos, estadísticas y tendencias cubiertas en una situación, y así poder lograr conclusiones reales.
El razonamiento inductivo nos auxilia a ser más críticos para pensar la realidad y romper con el sesgo cognitivo.
Cuando procedemos inductivamente quedamos eliminando la posibilidad de estar seguros de algo aun cuando no poseemos evidencia. Conmemoremos que el sesgo cognitivo es esa tendencia a interpretar erróneamente la averiguación para que se ajuste a nuestros deseos y no a la realidad.
Cuando inducimos a partir de evidencias reales, vivimos más cerca de ver las cosas tal y como son, y no como ambicionáramos que fueran, lo que nos evita muchas frustraciones en la vida.
Situaciones en las que usas el pensamiento inductivo
Seguramente te sentirás reconocido con alguna de estos contextos en las que aplicar estrategias basadas en el razonamiento inductivo nos proporcionará tomar de decisiones más asertivas en la resolución de un conflicto.
- Evitar daño colateral en el “fuego cruzado” de decisiones
Situación: estás en una reunión laboral para definir el aparato de un proyecto. El equipo de trabajo entra en conflicto pues una parte se inclina por la dilema A y el resto por la alternativa B. Como ningún miembro quiere acceder en su postura, deciden someterlo a votación; ya solo falta tu voto, pero sabes que sin interesar la decisión que tomes, una parte del equipo se apreciará ofendida por tu decisión.
Estrategia: resuelves que antes de participar mostrarás las razones que mediaron en tu votación. Muestras las evidencias (premisas) que mantienen por qué la alternativa A (conclusión) ofrece mejores beneficios, no sin antes marcar que tu decisión se basa en datos comprobados, pero aun así, la alternativa B asimismo tiene puntos muy significativos que valdría la pena reflexionar para futuros proyectos.
- Resolver conflictos que han llegado a un punto muerto
Situación: luego de varias reuniones de trabajo para solucionar un conflicto, la discusión se ha estancado. Nadie de las partes alcanza a un acuerdo y sabes que de seguir así el ambiente laboral y la productividad se verán gravemente presumidas.
Estrategia: dialogas de manera personal con cada miembro y revelas que en sus argumentos hay muchas coincidencias, pero cuando las muestran lo hacen desde una visión limitada que les frena ver esa relación en los demás.
En la siguiente reunión cambias la estrategia: ahora haces hincapié en los puntos donde uno y otra parte en conflicto están de acuerdo. Centras tu argumento en el hecho de que si esos puntos (premisas) son coincidentes, la discusión correspondería centrarse en que un resultado (conclusión) que también sea coincidente.
Romper con prejuicios nocivos
Situación: te han fijado a un equipo de adeudo en donde una persona en particular no es bien recibida por el resto. Al indagar por qué juzgan de esa manera revelas que la mayoría de sus “argumentos” en realidad son percepciones asentadas en prejuicios.
Un prejuicio es una representación negativa de juzgar sin una valoración objetiva o imparcial, descansar solo de la experiencia y el dictamen. En este caso, escuchas dictámenes como:
- “jorge dice que Carlos es poco eficiente”
- “Maria dice que Carlos es poco eficiente”
- Y el resto del equipo termina por concluir que Carlos, en efecto, es poco eficiente.
Pero ahora estar al corriente que en el razonamiento inductivo una conclusión no siempre es verdadera no obstante las premisas sí lo sean, y de nosotros labor es examinar que esas premisas estén diciendo la verdad.
Estrategia: preguntas asertivamente a los compañeros en qué asientan su percepción para corroborar si, en efecto, “Carlos es poco eficiente” o es solo un prejuicio. Revelas entonces que ninguno de los compañeros del equipo posee una prueba para mantener su argumento, y que completo a una situación extraordinaria Carlos no pudo entregar los resultados esperados.
- Pensar “fuera de la caja” para encontrar mejores alternativas
Situación: posees un nuevo puesto en adonde la productividad de tu equipo no es lo que hacer cola. Luego de un breve análisis en el proceso estar a la mira que hay algunos pasos que podrían optimizarse, pero te hallas con una limitación; el manual de procedimientos muestra que las cosas se deben ejecutar de esa manera, y, además, tu equipo ya está habitual a hacerlo así.
Este es un típico ejemplo de razonamiento inductivo que lo logramos ejemplificar de esta manera:
- El empleado h siempre ha hecho este proceso de la forma X
- El empleado q siempre ha hecho este proceso de la forma X
- Conclusión: Todos los empleados deben trabajar de la forma X